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Las medidas arancelarias de Donald Trump abocan a una guerra comercial a nivel global

Proteccionismo y más proteccionismo. Este es el mantra con el Donald Trump, candidato republicano a reelección como presidente de los Estados Unidos pretende ganar las elecciones presidenciales el próximo mes de noviembre. En su programa económico plantea imponer aranceles del 10% a todos los productos procedentes de cualquier país del mundo. A esto hay que añadir el incremento de los aranceles a los productos chinos del 60%. Estos aranceles se sumarían a los que ya puso Biden al gigante asiático, incluido el del 100% para los vehículos eléctricos.

La elección de J.D. Vence como número dos por el candidato confirma la deriva del Partido Republicano del libre mercado más ortodoxo de George W. Bush o Ronald Reagan, al proteccionismo más arrollador propio del S.XIX.

En el caso de que el matrimonio político de Trump y Vence consiga entrar en noviembre en la Casa Blanca, la aplicación de sus políticas arancelarias desataría una guerra comercial a nivel mundial.

En su anterior mandato, Donald Trump consideró a China „competidor estratégico” en su Estrategia de Seguridad Nacional, pero el resto del mundo no estaba incluido en su estrategia por aquel entonces, pero parece que ahora sí.

En el caso de implantar estas medidas arancelarias, el líder republicano conservador podría desatar una guerra comercial a nivel global, dejando a un lado los bloques y siendo una guerra de Estados Unidos contra el resto del mundo.

En un informe publicado por el Peterson Isntitute for International Economics (PIIE), de la mano del economista e investigador Alan Wm. Wolff, asegura que la única explicación razonable que se encuentra a esto es que Trump „considera que todo el comercio es ‘injusto’ en algún sentido, o al menos desventajoso”.

Los expertos del think tank aseguran que no hay ninguna explicación concreta a esa propuesta de fijar aranceles al 10% „ni por qué se mantendrían en ese nivel una vez impuesto”.

Lo que sí se esperan es que el presidente cumpla con su propuesta. „Pensamos en el hecho de que cumplió su promesa el primer día de su mandato de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico (TPP)”, explica Wolff. También aplicó aranceles muy duros a productos chinos como el acero y el aluminio que luego se trasladaron a gran parte de los productos procedentes del gigante asiático.

Las medidas arancelarias de Trump incluso generó división dentro de los republicanos en el propio Capitolio, aunque ahora el partido ha derivado hacia la línea conservadora acorde con los pensamientos de su candidato a reelección para la Casa Blanca.

Parece que el líder republicano no se acuerda de las importantes consecuencias que tuvo la Ley de Aranceles de 1930 (conocida como la Ley Smoot-Hawley), que se basa en la filosofía de „empobrecer al vecino”.

Este documento, aprobado en el Congreso, aumentó los aranceles a las importaciones a una media de un 47%, lo que provocó un aluvión de represalias en más de una decena de países del entorno, incluso Canadá y México.

Las consecuencias que pueden traer estos aranceles a EEUUy al mundo nada tienen que ver con lo que aquella época. Actualmente la media de aranceles del país está en el 3% y el desempleo no baja del 4%, de momento.

El objetivo de Trump es también generar un dólar más débil para aumentar las exportaciones y así compensar la rebaja fiscal que plantea hacer. La fórmula que quiere emplear es la de compensar la falta de ingresos por impuestos a través de los aranceles y del aumento de las exportaciones.

Ya en su anterior mandato (en 2017) promulgó una bajada de impuestos histórica para empresas y particulares por valor de 1,5 billones de euros (1,7 billones de dólares) que está vigente hasta el año que viene a no ser que el republicano vuelva a la Casa Blanca y lo haga permanente. A esto hay que añadir su propuesta de rebajar el impuesto de sociedades un 21%.

Lo que todavía está en el aire es saber qué van a hacer los republicanos con las exenciones fiscales planteadas por la administración Biden hacia las energías verdes, con el objetivo de fomentar la industria nacional. Actualmente, miles de empresas, incluidas las que financian al partido de Trump, se están beneficiando de este paquete fiscal. Los expertos creen que lo mantendrá, aunque su relación con las empresas no está en su mejor momento.

Compensar impuestos con aranceles generaría más fricciones

Los economistas de PIIE, Kimberly Clausing y Maurice Obstfeld, aseguraron que compensar la rebaja fiscal en el impuesto sobre la renta con aranceles es una idea „profundamente problemática”.

Reiteran que „costaría puestos de trabajo, encendería la inflación, aumentaría los déficits federales y causaría una recesión”. Implicaría que la carga fiscal sobre los pobres y la clase media „aumente sustancialmente” y se reduzca a los ricos. Al mismo tiempo, „generaría antagonismo entre los socios de Estados Unidos y desencadenaría una guerra comercial.

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