El salario bruto anual medio alcanzó en 2023 los 26.555,89 euros, con lo que marca un nuevo récord histórico tras crecer un 4,7% respecto al ejercicio anterior. Esta media batió a la que en el mismo ejercicio registró la inflación, que se situó en el 3,5%, y llevó los costes laborales (lo que paga el empleador por trabajador) hasta los 36.130,66 euros, un 5,4% más. Aunque los sueldos no fueron el componente que más se incrementó: ese lugar corresponde a las cotizaciones, partida que se disparó un 7,2% hasta los 8.640,24 euros. Máximo también de la serie histórica.
La Encuesta Anual de Coste Laboral (EACL) correspondiente al año 2023 que publica este miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE) desglosa los costes laborales que afrontaron los empleadores el año pasado y confirma la subida generalizada de casi todas las partidas. La destinada a salarios fue la mayor y representó un 73,5% del coste laboral. Eso sí, medio punto menos que en 2022 pese a que la subida de la cuantía del pasado año es la segunda mayor de la serie (que se remonta a 2008) tras la de 2021, producida tras el desplome registrado un año antes por la pandemia.
Sin embargo, el repunte de las cotizaciones obligatorias a la Seguridad Social, de un 7,2% es, con diferencia, el más intenso registrado, al menos, en los últimos 15 años. Y también eleva su peso en los costes laborales hasta niveles inéditos del 23,91%, cinco décimas más que hace un año (exactamente las que han perdido los sueldos). La combinación de estos dos factores suma el 97,4% de unos costes laborales que, en términos netos, es decir, una vez deducidas las subvenciones y deducciones percibidas por el fomento el empleo y la formación profesional, suma 35.897,47 euros, también un 5,4% más .
El repunte de los salarios responde a diversos factores como la subida del SMI y la reactivación de la negociación colectiva alrededor del acuerdo marco firmado por patronales y sindicatos en mayo. Aunque también influye el impacto de la reforma laboral que no solo ha elevado el número de contratos indefinidos, sino que también ha ‘encarecido’ los temporales que se siguen firmando. Esto también ha repercutido en las cotizaciones sociales, aunque en su caso este impacto refuerza el de la subida de las cotizaciones impuestas por el Gobierno en el pasado año.
En comparación, el resto de los componentes del coste laboral tienen mucho menor peso en el total, aunque también ha registrado incrementos sustanciales. Destaca el de las indemnizaciones por despido que, aunque solo aporta un 0,54% del total (195,21 euros), se ha disparado un 35% en el pasado año. Por su parte, las prestaciones sociales, que sumaron 297,7 euros, son la única partida que retrocede con un descenso del 3,9%.
El coste laboral por trabajador osciló entre los 22.101,0 euros anuales brutos por trabajador en la Hostelería y los 83.073,7 euros en Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire Acondicionado. La brecha es igual de intensa si nos ceñimos a los salarios: 16.014,78 euros frente a 63.076,97 euros. Una diferencia de 47.062,19 euros.
Atendiendo a la variación del coste laboral respecto al año anterior, fue mayor en Comercio y en Actividades administrativas y Servicios, que llegaron al 7%. Por el contrario, Actividades financieras y de seguros y Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire Acondicionado registraron los menores aumentos anuales en el coste laboral, con apenas un 1%. Si nos centramos en los salarios, el comportamiento interanual es similar salvo en el caso de las actividades inmobiliarias, que suben un 7,1% superando al comercio y las actividades administrativas.
La hostelería, con los sueldos más bajos, por su parte, anota un repunte del 6,5% de los costes laborales y del 5,5% del salario bruto, lo que indica que sus trabajadores no se han visto tan beneficiados por la mejora de las retribuciones con en 2022, cuando rozaron una subida el 12%. Su brecha con el resto de sectores sigue, por tanto, muy lejos de reducirse.
Polarización territorial
Esta polarización de los salarios también se traslada al mapa de las comunidades autónomas. Los salarios más elevados en 2023 se dieron en Madrid (32.040,11 euros), País Vasco (30.120,77 euros) y Cataluña (28.716,83). Los más bajos en Canarias (21.915,20) y Extremadura (20.773,85). Una diferencia de 11.266 euros entre las dos regiones con mejores y peores sueldos.
Se da la circunstancia de que Madrid y Cataluña son las comunidades con menor peso de las cotizaciones en los costes laborales: un 22,1% y un 23,7% respectivamente. En el extremo contrario se sitúan Canarias (25,3%), La Rioja (24,9%) y Extremadura (24,8%) que, pese a ser la región con sueldos más bajos empata en obligaciones con la Seguridad Social con el País Vasco.
No solo eso: los extremeños también fueron, con diferencia, los trabajadores que menos vieron mejorado su sueldo en términos interanuales: un 1,9%, frente a la media nacional del 4,7%. Les siguen por la cola los gallegos, que vieron mejorados su sueldo bruto un 3,38%: En el extremo contrario se sitúan los trabajadores de Baleares, que los mejoraron un 8,5%.