Los mercados se encuentran en estos momentos deshojando la margarita de la recesión. Los datos del ISM manufacturero del pasado jueves y del mercado laboral el viernes siguiente provocaron un cambio radical en la percepción del mercado, que ha pasado de esperar un aterrizaje suave a tener serias dudas de una posible contracción económica. Junto con otros factores (como el carry trade o los débiles resultados de las tecnológicas) este giro provocó un auténtico pánico en los mercados, al tiempo ya se empezaban a descontar unas potentes reducciones de tipos por parte de la Reserva Federal. Sin embargo, más allá de las dudas sobre la posibilidad de una recesión, los analistas están viendo un problema que podría bloquear esta cascada de reducciones: las elecciones.
Tras el desastroso debate del pasado 27 de junio, los analistas y los mercados dieron por hecha la victoria de Donald Trump, que tomó una clara delantera en las encuestas, y empezaron a prepararse para un segundo mandato del empresario. Pero el cambio de la candidatura demócrata por la de Kamala Harris ha sacudido todas las expectativas. La actual vicepresidenta ha dado la vuelta a los sondeos y se ha convertido, por poco, en la favorita para ganar unos comicios que estarán muy ajustados. Ese giro, y el resultado tan igualado que se espera en todos los estados clave que decidirán al ganador, ha puesto bajo la lupa cualquier movimiento que pueda afectar a la campaña.
Y ahí aparece la Fed. El banco central estadounidense se enorgullece de perseguir su mandato de una inflación del 2% y un mercado laboral estable independientemente de los tiempos de la política. Pero eso no significa que la política viva ajena a las decisiones de la Fed: Trump ha insistido muchas veces en que él prefiere una política de tipos de interés bajos, y ha atacado al presidente de la Fed, Jerome Powell, cuando los ha subido. El líder republicano no desperdiciaría la ocasión de atacar a Powell si se producen fuertes bajadas de tipos antes de noviembre, acusándole de hacerle la campaña a Harris y dañando así la ‘imparcialidad’ que se presupone a una institución como la Reserva Federal.
Uno de los últimos en avisar de que esta sucesión de recortes de tipos puede ser matizada por la política ha sido Julius Baer. El banco helvético afirmaba en su último comentario que ellos solo ven dos recortes de tipos de 25 puntos básicos frente a los 100 puntos que espera el mercado, con un recorte de 50 puntos en septiembre y luego descensos más moderados en las otras dos reuniones. En definitiva, „Si bien admitimos que las inquietudes de orden macroeconómico están justificadas hasta cierto punto, como los datos ahora disponibles que apuntan a una desaceleración de la economía estadounidense, esto está ya suficientemente descontado en los precios actuales del mercado”. Por consiguiente, creen que la Fed no optará por un movimiento caótico a la baja que según ellos podría provocar „una burbuja de activos como la de las punto como en 1998”.
En aquel entonces Alan Greenspan, tras el colapso del fondo de cobertura LTCM y ante el riesgo de un colapso sistémico del sistema financiero, lideró una bajada muy rápida de los tipos, favoreciendo un mercado sobrecargado que colapso dos años después. Ahora el cambio de punto de vista a nivel macro podría generar esa urgencia y llevar la Fed a recortar masivamente. Incluso hay quien hablaba de una reunión de emergencia, pero „no creemos que la Fed caiga en esa trampa de nuevo, entrando en pánico”, cree Julius Baer. Es entonces donde cobra un especial rol la política pues, con unas elecciones en noviembre, la firma helvética espera que la Reserva Federal se mantenga cauta sin cambiar mucho las condiciones monetarias a la espera „de que quede claro quién ocupará la Casa Blanca en 2025”.
Si bien hasta ahora un candidato claro como lo era Trump podría invitar a una Fed con más certezas a ir descontando el escenario en el que actuar, el ascenso de Harris y unas elecciones más igualadas lo han cambiado todo. „Donald Trump ya no es el claro favorito para ganar las elecciones presidenciales de noviembre. Los mercados de predicciones y las casas de apuestas ahora le dan a Trump y a Harris casi el mismo número de posibilidades” comentan desde Gavekal Economics. Por lo que ahora la Fed tiene motivos para mantenerse algo más a la defensiva y esperar a que se resuelva el destino de EEUU, pues un camino u otro ofrecen contextos muy diferentes para el banco central.
Los analistas de Capital Economics explican que las políticas de Trump dan alas a „una política de la Fed más restrictiva”, pues sus propuestas conducirían a un crecimiento más débil y una inflación más alta. Desde Generali Investments opinan algo parecido. „Confirmamos nuestra previsión de dos recortes de tipos este año, en septiembre y diciembre, seguidos de recortes trimestrales en 2025”. También hacen referencia a la política pues „las perspectivas para el próximo dependen claramente del resultado de las elecciones, dadas las posibles fuertes implicaciones inflacionistas del programa republicano”. En ese sentido, ante un escenario tan divergente tendría más argumentos para mantenerse en un perfil algo más bajo estos meses.
Trump avivaría la inflación
La clave está en que el resultado de las elecciones puede ser muy importante de cara a la política monetaria de los próximos años, porque los programas económicos de ambos candidatos son diametralmente opuestos. Harris plantea dejar que caduquen la mayoría de las bajadas de impuestos aprobadas por Trump en 2017, lo que haría aumentar notablemente los ingresos del Tesoro de EEUU y permitiría reducir la emisión de deuda, un movimiento que aligeraría la inflación.
Por contra, Trump no solo aboga por renovar esas bajadas de impuestos, sino que plantea aprobar nuevas, como eliminar el IRPF a las propinas, que suponen el salario casi completo de los camareros y un complemento muy importante en muchas profesiones, descuadrando aún más las cuentas.
Esto se mezclaría con una subida arancelaria que también ejercería una gran presión para los precios. En particular destaca la tasa del 10% a todas las importaciones, con independencia del país de origen. Un ‘anillo protector’ para la industria local que tendría un impacto claro en los precios, disparando el coste de prácticamente todo. Desde Allianz señalaban en un reciente informe que esto, mezclado con unos menores impuestos que llevasen a un mayor déficit, „podrían reactivar la inflación” y que „la Reserva Federal se viera obligada a pausar su ciclo de flexibilización en 2025”. Por si fuera poco, Trump ha amenazado con designar a un batallón de ‘palomas’ proinflacionarias para la Fed, reemplazando a Powell y la directiva actual. Un riesgo para la estabilidad económica de EEUU y del mundo.