El IPC de EEUU desaceleró en enero menos de lo esperado, hasta el 3,1% tras el repunte de tres décimas hasta el 3,4% registrado en diciembre, según los datos publicados este martes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo de EEUU. Los datos de enero se antojaban importantes en la medida en la que los de crecimiento han sorprendido claramente al alza a principios de año y ahora la Reserva Federal está centrada en si este mayor impulso se ha traducido también en una inflación más persistente.
El pasado viernes hubo cierta expectación con la revisión de los datos de IPC de 2023 que hizo la BLS. En concreto los datos intermensuales, manteniéndose iguales las lecturas interanuales, las que más se observan en los medios. Sin embargo, las revisiones fueron mínimas. El IPC intermensual de diciembre se revisó una décima a la baja hasta el 0,2%, mientras que la subyacente se quedó en el 0,3%. En octubre y noviembre la revisión fue de una décima al alza (hasta el 0,1% y el 0,2% respectivamente). En esas lecturas, la subyacente se dejó donde estaba, manteniéndose la tasa anualizada del último trimestre del año en el 3,3%.
En un ejercicio similar realizado el año pasado por estas mismas fechas se revisaron al alza las tasas de inflación intermensuales hacia finales de 2022, lo que significó que las tasas anualizadas de tres meses de la inflación general y subyacente se revisaron hasta el 3,3% y el 4,3% desde el 1,8% y el 3,1%, respectivamente, explican desde ING. Así pues, la desinflación de finales de año se revisó al alza, lo que provocó que la Reserva Federal se mostrara un poco más dura. Los funcionarios de la Reserva Federal ya habían anunciado que estarían atentos a las revisiones de este viernes. Las actualizaciones de este año suponen un alivio para ellos, al constatarse que la inflación se moderó rápidamente en el segundo semestre del año pasado.