La UE tiene ante sí varios retos de cara a la próxima legislatura. El gasto en defensa en un contexto geopolítico tenso y la estrategia de competitividad se erigen como dos nuevos pilares. Pero la UE tendrá que dar continuidad, en paralelo, a las políticas verdes emprendidas en el marco del controvertido Pacto Verde Europeo y a la transición digital. Las necesidades de inversión se antojan enormes y requieren de la participación del sector privado. No obstante, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, ha reiterado la necesidad de crear un instrumento común para afrontar las necesidades financieras hasta 2030.
El Brussels Economic Forum que acogió la capital belga este jueves fue escenario de un diálogo de la élite económica comunitaria sobre las necesidades de la UE para los próximos años, especialmente en políticas climáticas. Aprovechó la ocasión el comisario italiano para poner sobre la mesa un mensaje: „es inevitable que parte de esta inversión se realice, tras los fondos Next Generation EU, con instrumentos comunes para objetivos comunes„. Un debate que se antojaba impensable antes de la pandemia, sienta ahora las bases de una estrategia para que el bloque fije, „de forma urgente”, la forma en la que financiará la transición verde.
Las estimaciones apuntan a unas necesidades de inversión anuales para las transiciones verde y digital de más de 600.000 millones de euros, ha contabilizado Gentiloni. Dejar en manos de cada Estado miembro la deriva de esta financiación solo generará mayor fragmentación en el mercado único. Si se ejecuta a nivel nacional „debilitará el mercado único. No habrá cohesión”, ha indicado, pues la capacidad fiscal de cada país suscitaría diferencias sustanciales.
Como argumento, Gentiloni ha mirado a otras grandes potencias mundiales. No es nuevo que China y Estados Unidos están dotando a sus industrias de amplios paquetes de apoyos públicos. „Están contribuyendo con mucho dinero público, para la transición justa, para la innovación en diferentes sectores, para adaptar las cualificaciones de los trabajadores”, ha afirmado. Un contexto que le ha servido para hacer un llamamiento a no utilizar los mecanismos de apoyo público únicamente en casos de emergencia, como la pandemia, e impulsar la „inversión común”.
El Pacto Verde europeo es „una estrategia de crecimiento a largo plazo”, ha juzgado la comisaria de Energía, Kadri Simson. El objetivo de alcanzar la neutralidad climática no solo fue proclamado por primera vez por la UE sino que el resto de potencias mundiales siguieron la tendencia. Por ello, ha llamado a disponer un „amplio a apoyo para la competitividad” energética de la UE, impulsando el sector de las tecnologías limpias. Un ejercicio para el que pidió la disposición de más fondos europeos y el apoyo del Banco Europeo de Inversiones.
En un momento en el que se pone en duda, en el debate político, el ritmo de la transición hacia una economía cero emisiones, y la propia transición en sí, la comisaria consideró que para romper dependencias de los combustibles fósiles rusos en 2027 „el despliegue de energías renovables en la UE necesita acelerarse aún más”.
„Necesitamos acelerar. Y necesitamos hacerlo en un momento en que la búsqueda del Pacto Verde y la transición a la energía limpia se está volviendo controvertida antes de las elecciones europeas. Este no es el momento para una fatiga de las energías renovables. Este no es el momento para pausar el despliegue de energías renovables”, ha asegurado.
Contestó al comisario de Economía, en el mismo panel, el ministro de Economía, Kostis Hatzidakis, que ha puesto en valor que las nuevas reglas fiscales permitan ampliar el periodo de ajuste si se comprometen inversiones verdes. El Plan de Recuperación, a su juicio, es la prueba de que se han hecho avances en esta dimensión y si bien ha reconocido la necesidad de la inversión privada, ha instado a pensar en el siguiente instrumento.
„Sería extraño declarar que el cambio climático es una prioridad y luego, al mirar los presupuestos, no tener suficiente financiación para este objetivo„, ha opinado el titular de Finanzas griego. „Debemos empezar a pensar en el futuro del Plan de Recuperación”, ha incidido, tras evidenciar que le quedan tan solo dos años.
La invasión militar rusa de Ucrania propició una crisis energética profunda en la UE. La crisis más dura en generaciones ha asegurado Simson, que ha razonado que, si la crisis de los 70 afectaba principalmente al petróleo, ésta implicó a casi todos los elementos del sector energético: mercado eléctrico, sector del gas y otros combustibles fósiles. Por ello, la UE debe continuar repensando e invirtiendo en energías limpias así como en el infraestructuras de redes de distribución de electricidad.
Ya el pasado abril Gentiloni se refería al Plan de Recuperación como un modelo para el futuro. Si los actuales fondos Next Generation contribuirán a asumir el déficit de inversión, hasta su vencimiento en 2026, las necesidades de financiación no terminan ahí. El político italiano pedía la creación de un „mecanismo fiscal para toda la UE”. A su juicio es un instrumento „crucial para los bienes públicos europeos en ámbitos como la energía, la innovación o la defensa” y, tal y como recordó, fue una sugerencia de las principales instituciones internacionales, como el FMI, la OCDE o el BCE, cuando se ejecutó la reforma de las reglas fiscales.