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El Gobierno de EEUU acumula un arsenal de liquidez que podría poner en riesgo los planes de la Fed

La Fed está inmersa en una cuidadosa operación para enfriar la economía hacia la estabilidad de precios garantizando un ‘aterrizaje suave de la economía’. Uno de los ejes fundamentales de este plan consiste en ir retirando liquidez del mercado con diferentes mecanismos, entre ellos reduciendo su balance. Esta batalla por la liquidez ha tenido durante muchos meses un aliado inesperado que puede convertirse de golpe en enemigo. EEUU se encuentra en este momento con sus arcas completamente llenas, lo que le da al Gobierno la opción de desatar una avalancha de dinero sobre los bancos y las familias a medida que se acerquen las elecciones.

La clave está en la ‘cuenta corriente’ que el Tesoro de EEUU tiene en la Fed, la Cuenta General del Tesoro (TGA). La propia Reserva Federal de Nueva York definió esta herramienta como „la cuenta corriente del Tesoro dentro de la Fed, donde gestiona sus flujos de efectivo y actúa como un pasivo directo del banco central”. Allí es donde la Administración deposita el dinero en efectivo que no necesita de forma inmediata, para crear un ‘colchón’ que pueda utilizar en caso de emergencia. Sin ir más lejos, el año pasado, durante la crisis del techo de deuda, cuando el Tesoro no podía emitir bonos para financiarse, esos ahorros le sirvieron para aplazar lo más posible la fecha de la hipotética quiebra.

Durante las últimas décadas este ‘depósito’ de la Casa Blanca había vivido una gran estabilidad, situándose en unos 300.000 millones de dólares de media, y no había superado los 400.000 millones de dólares más que en tres ocasiones muy puntuales. Pero desde el impacto del covid, en 2020, esta cuenta ha vivido grandes fluctuaciones. En los primeros meses de la pandemia, con un desbarajuste total de la economía, la cuenta se disparó hasta los 1,8 billones de dólares, en medio de un acopio de liquidez sin precedentes. La clave está en que el Tesoro aumentó el endeudamiento para cubrir las ayudas previstas, que se calculaban en más de un billón de dólares. Pero como el estímulo no se aprobó hasta diciembre, no se gastó todo el dinero acumulado. Finalmente, toda esa liquidez se desató sobre el país a principios de 2021, con un tsunami de estímulos para reactivar la economía que redujeron la cuenta hasta los 83.000 millones.

El siguiente momento clave fue el verano de 2023, cuando las negociaciones entre la mayoría republicana en la Cámara de Representantes y el Gobierno demócrata sobre los presupuestos dejaron al país al borde de la quiebra. En esos meses, las reservas pasaron de 560.000 millones a 48.000 millones de dólares, mientras el Tesoro intentaba arañar hasta el último céntimo para pagar vencimientos a la espera de un acuerdo que, como de costumbre, llegó en el último minuto.

Aquel problema se produjo porque la ley estadounidense requiere que el Congreso autorice las emisiones de deuda del Gobierno. Para evitar estar aprobando leyes de endeudamiento cada pocas semanas, las autorizaciones suelen hacerse por grandes cantidades (dos billones de dólares, por ejemplo) o por plazos de tiempo (toda la deuda que haga falta durante, por ejemplo, dos años). En 2023 se alcanzó uno de esos límites, lo que obligó al Tesoro a solicitar una nueva autorización. Y hasta que se aprobó, el Gobierno se vio obligado a vaciar su cuenta de ahorros para no caer en el impago.

Esta situación, que pudo derivar incluso en un ‘default’ de Estados Unidos, ha provocado que el Tesoro acumule de forma masiva efectivo en el TGA para asegurarse que dispone de dinero con el que pagar a sus funcionarios y asumir sus obligaciones en caso de que se vuelva a alcanzar ese límite y no pueda lograr un acuerdo inmediato con el Partido Republicano. Es por ello que los mercados se han acostumbrado a que los grandes movimientos que llegaron con el covid sigan persistiendo, aunque sea de forma algo menos fuerte.

Los expertos han visto normal que EEUU se acostumbre a llenar las arcas hasta unos 700.000 millones de dólares. Desde Nordea señalaban que „el objetivo del Tesoro debía situarse en unos 750.000 millones de dólares”, con ligeras fluctuaciones debido a los vencimientos y ofertas de los diferentes bonos. Sin embargo, ya ha superado los 800.000 millones de dólares antes de recibir una gran inyección de liquidez, pues en las próximas semanas se esperan unos fuertes ingresos por la campaña de impuestos.

Una situación que ha llevado a diversos expertos a mostrar su sorpresa. Este ha sido el caso de Lightmanfunds, que hablaba en un reciente informe de que „se prevé que la Cuenta General del Tesoro ascienda a unos 750.000 millones de dólares, se considera que este saldo es apropiado para que el Gobierno tenga suficiente capital”. Por lo tanto no esperaban „ningún movimiento por encima de esa cifra”.

Alfonso Peccatiello, CEO del fondo Macro Compass, explica que esta acumulación solo puede entenderse como un paso previo a una potente liberación de liquidez sobre la economía a través de un drenaje del TGA. „El objetivo para finales de julio es de unos 750.000 millones y ya lo ha superado claramente y seguramente supere el billón”, explica Peccatiello. „La conclusión es muy sencilla: el departamento del Tesoro prepara una inyección de liquidez de mínimo 250.000 millones de dólares” con la que apuntalar tanto la economía como los mercados en un año electoral.

El mecanismo es simple. La Reserva Federal no es un banco normal, por lo que el dinero depositado en sus cuentas no circula en la economía. Pero si el Gobierno decide retirar fondos para bajar impuestos o subir el gasto, ese dinero irá de lleno a familias y empresas, ya sea mediante un ahorro en su factura fiscal o en ingresos directos por ayudas o compras que provienen del Estado. Y esos ingresos extras circularán por la economía, incentivando el consumo y reactivando la actividad. Justo lo que la Fed está tratando de limitar con sus subidas de tipos y con la reducción de su hoja de balance, que supone hacer justo lo contrario: retirar dinero de la circulación.

„Las grandes oscilaciones en la TGA tienen un impacto directo en las reservas bancarias”

Así, este movimiento contraproducente por parte de la Casa Blanca podría suponer un cambio de paradigma para la lucha de la Fed. Mark Cabana y Katie Craig, analistas de Bank of America, explicaban que en la época en la que se empezó a gastar el TGA de forma acelerada debido a la posible suspensión de pagos del Gobierno, ya asestó un golpe a la hoja de ruta del banco central. „Durante el debate por límite de deuda se revirtieron temporalmente los efectos de la reducción de balance de la Fed”. Menos gasto público supone „menor oferta de letras y una financiación más fácil (para empresas, bancos e individuos)”.

En cualquier caso, desde Nordea señalan que simplemente los movimientos tan agresivos que se están dando en la ‘cuenta corriente’ del gobierno están teniendo ya un efecto en los mercados. „Las grandes oscilaciones en la TGA tienen un impacto directo en las reservas bancarias”, ya que el dinero que entra en esa cuenta desaparece de los balances de los bancos; y cuando el dinero sale de la TGA, vuelve a incrementar los pasivos de las entidades, incentivando la concesión de créditos. Y el efecto puede incrementarse si ocurre de golpe durante el verano, como temen los analistas.

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