No es ningún secreto que la ciberdelincuencia está en auge, y es que a día de hoy, por desgracia, cada vez es más común haber sido víctima de algún tipo de ciberataque o conocer a alguien cercano que lo haya sido. Y es que a pesar de los avisos y alertas, y de que los usuarios son cada vez más conscientes de los peligros, los criminales consiguen engañar y salirse de la suya con nuevas formas de estafar.
El principal problema para nuestra ciberseguridad es que si bien hay unos patrones en estos timos que nos permiten identificarlos, los atacantes consiguen repararlos o cambiarlos para que esa referencia deje de servir. Por ejemplo, con ataques de phishing, siempre se ha recomendado buscar faltas de ortografía para detectar un engaño, pero las estafas ahora son cada vez más perfectas y no incluyen este tipo de errores.
Por eso hoy en día hay que tener los ojos más abiertos que nunca, y a la mínima que sospechemos que hay algo raro tratar de llegar al fondo antes de realizar cualquier pago o entregar ningún dato. Esto es justo lo que está recomendando el Ministerio de Interior, que junto a la Policía Nacional están alertando del auge de la estafa triangular.
En qué consiste la estafa triangular
Aunque la estafa triangular pueda sonarnos a estafa piramidal, lo cierto es que tan solo son necesarias tres personas, pero el resultado es el mismo, la víctima pierde dinero y se mete en líos legales, mientras que el criminal se sale con la suya.
Este tipo de estafa prolifera en plataformas de compraventa de productos de segunda mano, tipo Wallapop o Vinted, y para ello entran como decíamos tres actores. Por un lado está el primer estafador, que actúa como un vendedor legítimo que oferta productos muy atractivos, buenas marcas y nuevos, a un precio bastante bajo.
Con este gancho, consiguen llamar la atención del segundo implicado, una de las personas estafadas que compra el producto debido a que es una ganga. En este momento, los criminales le piden sus datos personales y bancarios para proceder con el pago, y al cabo de unos días, el producto de verdad llega al comprador.
Si bien uno de los principios de la ciberseguridad es que si algo es demasiado bueno o barato como para ser verdad, no lo compres, en este caso no parece una estafa, porque en efecto, el producto a llegado al comprador. Sin embargo, aquí es donde comienza la segunda parte de la estafa, ya que ahora los ciberdelincuentes tienen tus datos personales y bancarios.
Con ellos, estos irán a una tienda y comprarán el mismo u otro producto similar y volverán a a ofertarlo en alguna de estas plataformas de compraventa, repitiendo el engaño de nuevo. Esto es porque el producto anterior también fue comprado con el dinero de otro estafado.
Pero los problemas no acaban aquí, ya que sí alguien denuncia el robo de su tarjeta y la policía lo investiga, darán con que el pago del producto lo ha hecho una persona que en realidad es víctima del mismo fraude, la cual tendrá que demostrar su inociencia, mientras que la identidad del ciberdelincuente es totalmente paralela al engaño y por lo tanto muy difícil de rastrear.