- Los asalariados y los autónomos podrán compatibilizar salario y pensión con solo 15 años cotizados
La diferencia que en España existe entre la edad real y la legal de jubilación ha sido históricamente uno de los problemas de nuestro sistema de pensiones ya que reduce en el tiempo las aportaciones de los trabajadores. Fue por ello lógico que en la reforma impulsada por José Luis Escrivá en 2021 se introdujeran medidas para limitar el coste provocado por las marchas prematuras, que asciende a más de 1.100 millones anuales. Entre ellas alargar la edad legal de jubilación, incentivos para alargar la vida laboral y coeficientes que penalizaban de forma más dura la jubilación anticipada.
Los efectos de estos medidas han hecho que la edad real de jubilación se haya incrementado hasta los 65,2 años. Pero asumir el reto que supone para las arcas de la Seguridad Social asumir el progresivo retiro de la generación del baby boom exige impulsar nuevas iniciativas que vayan en la misma dirección. Así, en el último Consejo de Ministros del pasado curso se aprobó la reforma de la jubilación activa, que busca mejorar la compatibilidad del cobro de salario y de la pensión.
Una de las grandes novedades del pacto alcanzado entre el Gobierno y los agentes sociales es el fin de la exigencia de tener una carrera de cotización completa (38 años) para acceder a la jubilación activa. Así, los asalariados y los autónomos podrán acceder a esta modalidad con solo 15 años cotizados, el mínimo exigido para percibir una pensión contributiva. Esta mayor flexibilización beneficia especialmente el acceso de las mujeres, que cuentan con carreras laborales menos extensas que los varones por norma general. Pero también suaviza la salida del mercado laboral al incentivar el retiro demorado, lo que es positivo con el objetivo de retrasar la jubilación.